Como fue que pasó esto?… como fue que llegue aquí?… por que estoy en el piso? Por qué hay tantas voces en mi cabeza y ninguna es la mía? Mi mano está en mi pecho, aferrada con miedo de desprenderse, escucho mi corazón latir como si fuera a explotar y mi respiración está en mis oídos. No recuerdo como llegue aquí o donde estoy, y por un momento olvido quién soy yo. Parpadeo y siento como las voces comienzan a cesar y la niebla en mi cabeza se dispersa, ahí recuerdo quién soy, Phia… cuatro simples letras que pierden su significado si se dicen consecutivamente, P-H-I-A, nombre sin significado, que mis padres inventaron.
De repente mi cabeza trata de recordar más cosas, las imágenes aparecen en mi mente, en desorden, borrosas, no puedo hilarlas y encontrar el orden de los sucesos. Mi mano sigue en mi pecho, mi corazón no para. Tengo que recordar, tengo que calmarme y recordar, debo iniciar por el principio; como fue que todo esto empezó?
CAPÍTULO 1: El inicio
Tic tac, tic tac, el reloj en la pared avanza en un salón casi vacío, solo habitado por 7 cuerpos repartidos de forma irregular y al menos 30 butacas vacías. Todos inmersos en sus propios mundos, con sus celulares, libros o haciendo tareas, cuando una voz arisca interrumpió el silencio
-ahhhhg, ya me quiero ir!- declaró al aire, enfadada una chica de las filas de en medio
-Danae, todavía no empieza si quiera la primera clase- argumentó la chica sentada a su lado, sin despegar la vista de la libreta roja en la que escribía con tranquilidad
Los demás las voltearon a ver, sin prestarles mucha atención y sus caras reflejaban costumbre ante este tipo de escena
-ya lo sé! Pero aún así, ya me quiero ir- repitió Danae con tono de berrinche
-Pues entonces vete- intervino un chico flaco con el cabello hasta las orejas
Los demás pusieron un poco más de atención, pero sin dejar de hacer sus tareas
-cállate Tadeo!!- exclamó con enojo Danae
-oigan por favor cálmense, en un rato llegarán nuestros compañeros y el profesor- dijo Phia tratando de apaciguarlos, levantándose y dejando la libreta a un lado.
Danae no parecía inmutarse por las palabras de su amiga, más bien el enojo se veía crecer en sus ojos, se levando de su asiento, con su collar de amatista brillando con fervor, levando el brazo con el puño cerrado.
Los ojos de los demás ya no se despegaban de ellos.
Danae extendió su dedo indice de su puño y con un sonido de encendedor apareció una llama de no más de 6 centímetros en la punta de su dedo.
-estás loca Danae!- Tadeo ya estaba de pie también
La reacción de los demás en el salón cambió, todos agacharon la mirada con vergüenza, sin hacer nada, tratando de ignorar lo que estaba sucediendo en sus narices. Para este momento Phia ya tenía los nervios de punta y buscaba alternativas en su cabeza para calmar a sus compañeros antes de que llegara algún individuo externo y se desenlazara otro suceso poco agradable.
-Danae, eres mejor que el, no necesitar usar tu don, calambre por favor- susurró Phia usando la única opción que podía funcionar con su ego
A Danae no le agradó mucho la idea de hacer lo que ella le pedía, pero pensó que tenía razón en que era mejor que Tadeo y no se debería de dejar llevar. Danae apagó su llama, pero sin dejarse vencer, soltó. -a ver qué día dejas de ser tan tóxico-
Un contra ataque bastante infantil pero con el significado correcto para hacer sentir mal a Tadeo. El trato de ser más inteligente y mantener la boca cerrada.
Los tres chicos volvieron a sentarse y la paz volvió a reinar una ves más en el salón, aunque todavía con un cierto aire de tensión.
Interrumpida esta ves por el estrepitoso ruido de la campana de clases y los pasos descoornadinados de la gente que llegaba
El salón se comenzó a llenar de más gente, el corazón de Phia palpitaba con miedo ante la ansiedad de la aglomeración de gente, sumada con los nervios que todavía sentía de la escena de hace unos minutos que pudo a ver sido fácilmente vista por cualquier persona, si no fuera que todos odiaban estar adentro antes de que fuera necesario y no entendían por qué esos 7 chicos tan diferentes entre ellos preferían quedarse adentro con el bochornoso calor, en ves de sentarse en las frescas mesas de afuera, donde todos pasaban su tiempo libre.
La gente comenzó a sentarse en sus lugares formando los grupos de amigos, mucha gente comenzaba a rodear a Danae y el paralelismo de ella y Tadeo era notable, al verlo a él, acercarse a mucha gente tratando de hablar y no viceversa.
El profesor como siempre, tardaba en llegar, mientras que sus alumnos hablaban de cosas triviales. Phia solo decía algunos comentarios a la conversación sin meterse por completo, solo escuchaba y admiraba la facilidad con la que su amiga se rodeaba de gente, se preguntó si ella estaría con tanta gente si no fuera amiga suya. Le dieron ganas de escribir este pensamiento en su libreta, pero como decía Danae “eso la hacía ver antisocial” y Phia trataba de ser un poco más sociable, pero a pesar de intentarlo no podía evitar el volver a sobre pensar. Que hubiera pasado si alguien los veía? Si les contaba a todos? Seguramente la Organización de Protección a Jóvenes Ingeni hubiera tenido que interferir y eso hubiera sido terrible. Por suerte sus pensamientos catastróficos se detuvieron a la entrada del profesor y su intento de hacer silencio, con movimientos de los brazos a los cuales nadie ponía atención.
Una ves el salón en silencio el profesor comenzó a caminar sobre el espacio que tenía disponible de unos 3 metros en línea recta y de regreso.
-bien chicos, hoy comenzares con un par de anuncios- explicó- por la temporada les tendremos que poner unas vacunas gratuitas, deben de llevarse este permiso- alzando una hoja de papel ubicada en su escritorio, en la esquina del salón -mañana lo deben de traer y firmado y en caso de no ser así deben de traer el permiso con la justificación de por qué no les permitirán la vacuna. Sus padres ya an sido notificados también de esto por correo.-
Una ves a pronunciado esto, las clases comenzaron como de costumbre, al sonar la campana para el recreo, todos comenzaron a pararse de sus lugares, pero el profesor los detuvo diciendo- antes de que salgan todos tomen y guarden sus permisos, si los pierden tendrás reprimendas-
En cuanto el profesor pronuncia su intima palabra, los desesperados individuos corrieron a tomar su hoja, guardarla y correr hacia la corta libertad del recreo.
Phia como siempre, se tomó su tiempo para guardar sus cosas, mientras era acompañada por Danae
-sabes que habrá hoy de comer?- preguntó Danae
-creo que pastel de carne, no lo recuerdo, leí el menú hace una semana- contestó dudosa en lo que cerraba su mochila
-ahhg que asco, no voy a comer- declaró
Ella sabiendo que no podría cambiar la decisión de su amiga guardó silencio mientras caminaban a la cafetería. Al llegar ya había una fila larga, las dos se formaron.
-Pff, me voy a salir, al final no voy a comer, mejor iré por agua- pronunció irritada
Phia siguió avanzando sola en la fila, tratando de localizar gente conocida con la mirada, aunque eso no le serviría para más que sentirse menos sola. Cuando por fin avanzó lo suficiente para estar al frente de la gran charola con pasta recién echa y de buena pinta, notó su error y trato de localizar a Danae con la mirada, pero estaba muy lejos para hablarle. Se servio de comer y se dirigió directo a su mesa recurrente con Danae para corregir su equivocación, poniéndolo como prioridad antes de tomar cubiertos, agua o cualquier otro complemento que ofrecía la cafetería.
Phia llegó a la mesa apoyando su charola y antes de que pudiera pronunciar una palabra Danae exclamó -había pasta!?- dijo histérica -por qué no me dijste!? Sabes que es mi comida favorita! Ya viste la fila, si me formo me tardaré horas!!-
A pesar de la facilidad de su para llamar la atención, nadie hizo nada ante ese evento.
Phia bajó la cabeza y pronunció con voz dudosa - yo… me equivoqué, perdón, no… volverá a pasar-
Danae se levando enojada formándose a la fila mientras dejaba a su amiga sola en la mesa, deseosa de tener su libreta.
Unos minutos después regresó, sentándose y al comenzar a comer su enojo se apaciguó. A unas mesas de distancia Tadeo estaba hablando escandalosamente con 2 chicas que estaban anteriormente en el salón. Danae los observó y pronunció -como odio a Tadeo, por su culpa Bria y Sarah ya no están tanto conmigo, es más ya casi ni me hablan, solo cuando el niño ese no está-
-Es irónico que sus dones sean invertidos- comentó Phia con cautela para no volver a hacerla enojar, además que con el ruido excesivo de adolescente hablando y chocando platos, nadie le haría caso a su conversación
-ya lo sé! Pero el fuego siempre le gana al agua. Lo que es curioso es que se supone que el agua es “pura” él es tan tóxico como los residuos radioactivos de chernobil-
Phia solo asintió a pesar de sentir que a veces Danae se tomaba todo muy personal, pero al ser un comentario infantil no valía la pena causarle un enojo contradiciéndola
La hora de la comida siguió con una combinación de conversación triviales y quejas de Tadeo
-hey, apúrate quiero salir al patio- manifestó
-ya voy-
Se levantaron y juntas encaminadas a dejar la charola y los platos, pero poco antes de salir al patio, Phia se detuvo en seco, sus ojos cambiaron a un color azul turquesa brillante. Un segundo después se tapó la cara con una mano y con la otra uno de sus oídos
-qué haces!? Que no ves que hay mucha gente aquí!?- le reprocho Danae
-ya lo sé, créeme que ya lo sé!- exclamó sin quitar sus brazos de la cara, con tono de angustia y desesperación, tratando de no alzar mucho la voz
Phia parpadeó un par de veces hasta que sus ojos regresaron a la normalidad y pudo incorporarse
Ambas salieron al patio, sentándose rodeadas de gente pero sin la posibilidad de ser aplastadas por la cantidad de gente que como ellas, hablaba con sus amigos
-tú don es impredecible- la regaño Danae
-lo sé, y no me gusta, pero si no fuera por él no hubiera sabido que tú y los demás son ingéni-
-tampoco te des mucho crédito, también yo te lo confié y poco a poco DESCUBRIMOS a los demás-
-si pero cual era la posibilidad que a tantas personas como nosotras, nos tocara en el mismo salón -
-seguro hay más en la escuela, si tu don fuera más útil lo podrías saber-
Eso le remordió un poco a Phia pero trato de ignorar ese sentimiento
-mira, ahí están Bria y Sarah, no están con Tadeo, vamos con ella- dijo tranquila señalando a dos chicas entre la multitud
Se levantaron y avanzaron pasando a la multitud, Danae saludó con fervor a las chicas, las cuales comenzaron una conversación en la que Phia a pesar de sus ganas de participar, acabó pensando en cosas sin importancia
Bria, reía de manera sonora, con una su sonrisa rodeada de pecas en su tez pálida y luminoso cabello castaño claro, con ondas que le caían por los hombros, sin embargo la fluidez de la conversación se detuvo al llegar Tadeo exclamando -Bria! Tengo algo que decirte, ven- mientras entrelazaba su brazo con el de la chica y la jalaba hacia otra dirección, ella con algo de desconcierto más no ponía mucha resistencia.
-como me cae mal ese niño!- gruño Danae -no se cansa de alejarme de mis amigas
Danae sabía que no tendría mucho caso quejarse con Sarah de él, ya que ella era su amiga y no tendría mucho caso, al final ella no la escucharía, ni tomaría en cuenta lo que diga. Continuó con su plática, ahora reducida en participantes, antes de el timbre de la campana se volviera a hacer presente.
La segunda tanda de clases continuó con las mismas dinámicas de siempre, hasta la hora de la salida, donde todos una ves más corrieron dejando sus butacas atrás, con dirección a el pabellón con 2 autobuses con destinos diferentes, estaban estacionados esperando al alumnado, haciendo rápidamente fila hacia sus respectivos transportes, con la intención de que su lugar de siempre no fuera ocupado por algún pedante
Las dos amigas se sentaron en sus lugares recurrentes, en medio del camión donde Danae pueda convivir con toda le gente interesada en ella y Phia en la ventana para ocultar su cara cuando fuera necesario.
El trayecto de Phia terminó después de 10 minutos de martirio al estar sola cuando Danae bajó varios kilómetro atrás, finalmente llegando a su casa.
Bajo con la pesada mochila que contenía cosas innecesarias pero que ella suponía que le serían útiles para adelantar tareas o tal ves solo por si algún día se le presentaba la oportunidad de usar alguno de sus artilugios. Caminó un par de calles hasta llegar a una casa que no sobresalía demasiado entre las construcciones iguales, avanzó hasta la puerta y la abrió con la lleve colgada en el llavero de la mochila
-ya llegue!- anunció, en espera de respuesta
-hola amor como te fue?- le contestó una voz, mientras su madre bajaba las escaleras hacia el recibidor
-bien ma, estoy algo cansada- dijo en lo que colocaba su mochila en el mueble del recibidor, sacando los libros necesarios para sus tareas del día
-cansada por que? Que hicieron hoy?- preguntó con curiosidad
-nada en especial, solo me agobia la gente- dijo con un suspiro -por cierto, nos dieron un permiso que debes firmar- explicó, extendiendo el permiso hacia su madre
Ella lo leyó detenidamente unos minutos hasta que levantó la vista para esculcar en uno de los cajones de la mesa de la entrada buscando una pluma. Lo firmó sobre la mesa y lo entregó a Phia con calma.
-listo , por cierto ¿cómo están tus ojos? Te agobiaste, por usar tu don?- curioseó
-un poco, cada ves es menos recurrente- mintió con la intención de no preocuparla
-bueno guarda el permiso antes de que lo pierdas. Vamos a comer, preparé ensalada-
Phia lo metió en su mochila y se dirigió a la cocina con paso lento. Se sentó a comer platicando con su madre sobre las conversaciones que escucho en su día y cualquier otro dato que pudiera compartir.
-me subiré a dormir un rato, haré mi tarea en una hora- avisó mientras recogía los platos para lavarlos
Phia subió a su habitación, arrojando sus zapatos al aire para quitárselos. No deshizo la cama y solo saltó sobre ella para recostarse y dormir un rato
6:02 pm
No recuerdo que estaba soñando, pero sé que lo hacía. Me levanté de golpe, con el corazón en la garganta, palpitante con miedo. Me acuerdo de mis tareas y del echo de que e dormido más de una hora como tenía planeada, me levanto, siento como mi vista se nubla y me mareo un poco. Ignoro ese echo, ya que mi prioridad son los ejercicios de matemáticas que necesito hacer para volver a dormir, tal ves hasta el día siguiente. Me siento en mi escritorio y tomo la libreta que está a un costado junto con mi estuche. Mi cabeza sigue algo dormida, pero poco a poco va agarrando ritmo conforme voy escribiendo.
Terminó los ejercicios, bajo a el recibidor para guardar mis cosas, si no lo hago ahora seguro se me olvidan con todo lo que ronda mi cabeza. Cierro mi mochila y me dirijo una ves más a mi cuarto para volver a descansar, paso por la habitación de mi madre, donde ella está viendo algún programa de televisión
-ya acabe mi tarea, ya me iré a acostar- le digo asomándome por la puerta
-está bien mi amor, descansa- dice sonriéndome con dulzura
En mi cuarto, me pongo la pijama, me lavo los dientes y me amarro el cabello pensando en la hora en la que me tendré que levantar para bañarme temprano, me siento en mi cama y pienso en lo cómodo que me resulta estos momentos de soledad en mi cuarto. Me fuerzo a pararme por que sería capaz de dormir ahí sentada si no me levando a acomodarme.