CAPÍTULO 2: adiós a tu estilo de vida
7:20 de la mañana
Como de costumbre, las dos chicas salen de sus casas encaminadas a la sus respectivas paradas del autobús, Phia saliendo unos minutos antes, debido a que su casa era de las más alejadas y el camión pasaba antes.
Arriba, escribió un rato en su libreta durante los minutos que esperaba la llegada de su amiga. Una ves con Danae a su lado, dejó su libreta en su mochila, mientras la escuchaba platicarle sobre la nueva canción de Olivia Rodrigo y pese su interés por su gusto compartido, esa sensación tan horrible que se formaba en su estómago, que ya era rutinaria, antes de llegar a la escuela no se iba, “seguro algún otro síntoma de la ansiedad” concluyó.
Bajaron del camión y tomaron su primera clase, tomando los respectivos minutos adentro del salón con los demás ingéni, como era costumbre.
Ya para la segunda hora, con el intercambio de profesores, entro el profesor karel con su porte firme, pero con cara amigable
-chicos, necesito que me entreguen sus permisos y pasen al gimnasio, donde se formarán con su grado para que les apliquen la vacuna estacionaria-
Y así lo hicieron sus alumnos, festejando internamente por saltarse clases.
Una ves en el gimnasio, se hubicaban 5 doctores, preparando su equipo, al frente de las filas de alumnos de diferentes edades
Pero hubo una persona que distonaba entre toda esa gente de bata y cubrebocas, la cual llamó la atención de Phia. Era un hombre alto, parado con las manos cruzadas alado de uno de los doctores, vestido con un curioso saco color violeta oscuro y una corbata azul marino. Ubicado a unos pocos metros del profesor Karel
El director, tomó un micrófono conectado en unas bocinas mientras anunciaba -bien debido a la pandemia resiente que hemos vivido, seleccionaremos unos alumnos al azar para hacer les una prueba solo para asegurarnos de que no hay enfermedad y posibles contagios en los salones-
Dicho esto, el hombre de saco camino entre las filas del alumnado tocándole el hombro a algunos de ellos e indicándoles que fueran a la enfermería, una ves que acababa con una fila les indicaba que avanzarán con los doctores.
Cuando se acercó a la fila del salón de Phia ella trataba de adivinar cuál era el patrón de “azar” que el señor seguía para saber si tendría que sufrir el martirio de que le hicieran una de esas incómodas pruebas.
Aunque ella no sentía que tuviera un patrón o que de verdad fuera al azar, ya que se llevaron a Sarah y Bria las cuales estaban juntas en la fila. También a itzae y Damián, amigos con los que estaban antes de empezar las clases. Los únicos ingeni que se libraron fueron, Danae, Tadeo y ella.
La vacunación siguió en su normalidad, con los típicos incidentes como niños que a pesar de su edad ponían excusas para irse o de plano solo intentan escapar. Cuando ya faltaban unas 5 personas, para el turno de Danae la cual estaba enfrente de Phia, el profesor Karel las llamó a la enfermería.
Ahí pudieron ver salir a los compañeros que habían ido anterior mente, y un par de minutos después entró Tadeo. Phia se alegró de que hubiera adultos desconocidos en el cuarto por que de no ser así, y estar solo los 3 en el cuarto seguro habría discusiones entre sus dos compañeros.
-cual es tu nombre, chico?- preguntó la doctora con una tabla en mano y pluma
El cual también tenía a un hombre con la misma curiosa vestimenta y porte a su lado
Tadeo, le dio entre ese, otros datos que el doctor pedía.
-les haremos una pequeña prueba de sangre, esto y a qué las que involucran otros métodos, son comunes en dar falsos negativos. No se preocupen-
Dicho esto Tadeo pasó con la doctora. Phia espero observando un cartel que estaba pegado en una de las paredes, algo alejada de Tadeo, el cual no era muy interesante y solo contenía el plato del buen comer, pero lo prefería a estar solo ahí parada, como Danae que tenía los brazos cruzados esperando con impaciencia.
Mientras Phia pensaba en imitar a su amiga debido a su aburrimiento, sus ojos volvieron a ese tono turquesa brillante, que si no fuera por la suerte que tenía en la posición en la que estaba, hubiera sido notable a la doctora y hombre de saco. Su cara palideció y en cuanto volvieron a su estado normal, se apresuró a su amiga y la tomó del brazo con brusquedad.
-ven por favor- le susurró antes de que su amiga pudiera reprocharle
-vamos a ir por mi receta médica que se quedó en mi mochila, soy alérgica a un compuesto que tiene algunas vacunas, pero no recuerdo el nombre, mi receta quedó en mi mochila- explicó Phia al la doctora y sin esperar la aprobación de su salida, se llevó a Danae del brazo fuera de la enfermería al pasillo.
Danae no reclamó la brusquedad de su amiga por el echo de a ver hablado con tanta determinación a un adulto, lo cual no era nada recurrente en el tiempo que conocía a Phia, sumándole la intriga que le provocaba la mentira sin movido aparente.
-son ingeni, como nosotros- exclamó con voz baja y temblorosa, que se notaba que reprimió solo para mentirle a la doctora -tenemos que irnos a ahora, no puedo explicar ahora por qué, pero usa tu don pro favor-
A Danae le costaba procesar lo que estaba pasando y ni si quiera pensó en lo mucho que le molestaba que le dijeran que hacer.
Phia, miraba para todos lados, pensando en una solución. Y sin dar explicaciones, jaló un bote de basura hasta abajo del detector de humo, le hizo señas a Danae para que se acercara, esculco en su bolsillo hasta sacar un paquete de pañuelos -quémalo por favor- le pidio todavía con un poco menos de desesperación
Danae vaciló por un momento hasta que extendió su dedo y dejó arder los pañuelo que antes de que se consumieran en la mano de Phia, ella los arrojó al bote de basura.
Ambas se encaminaron a la salida, donde unos pocos segundos después sonó la alarma de humo y comenzaron a salir toda la escuela que se encontraba en el gimnasio.
Afuera se volvió un caos y los profesores llamaron a los padres para que recogieran a sus hijos.
Phia sintió un leve alivio al ver a su madre llegar en su coche