Sus ojos recorren la clase a través de las gafas y se posan en mí.
Mierda.
Estaba intentando que no se fijara en mí.
—Xue —dice con su voz ligeramente nasal—. Haz el siguiente apartado.
Observo el ejercicio que toca. Mi cerebro intenta darle sentido a los números y palabras que percibe con los ojos. No he entendido nada de su explicación anterior. Lo intenté, pero no lo lograba.
Consciente de que han pasado demasiados segundos para mi gusto y para el suyo, intento calcular un número mentalmente de cualquier manera.
—…Siete. —digo, no muy segura.
Él se me acerca.
—¿Einh? —frunce el ceño.
No sé si está siendo sarcástico o no.
—Calcúlalo otra vez. —me espeta.
Lo estoy intentando.
Me mira mientras intento hacerlo.
No me puedo mover. No puedo pensar correctamente. Siento los latidos del corazón en los oídos. Siento su mirada en la piel y las miradas expectantes y confusas de mis compañeros.
Repaso mentalmente la explicación del profesor. Nada. No lo entiendo. Sigo sin entenderlo.
Otra vez. Otra vez. Otra vez.
Mi tutor se gira, mirando a otra persona.
—¿Helena? —la mira ahora a ella.
—Cinco. —ella responde casi inmediatamente.
Esto no tenía que acabar acabar así. He quedado en ridículo enfrente de toda la clase.
Se supone que soy la inteligente. Debo ser la inteligente. La que saca las notas más altas de clase. La que entiende todo.
Me maldigo a mí misma internamente.
¿Cómo he podido no entender sus palabras? ¿La teoría? El resto parece haberlas comprendido e internalizado al momento.
Me sudan las manos. Ni siquiera sé cuando empezaron a hacerlo.
Lo odio. Odio esto.
Seguro que él me odia a mí también.
Mis ojos se posan en Helena. Ella y su pelo rizado castaño. Ella y su favoritismo por parte del tutor. Ella y su repentina perfección en todo este año.
Me hace desear ser ella. Ahora ella es la alumna estrella. Yo me he tropezado y es como si me hubiera pasado por encima, tomando mi puesto como el suyo.
Envidia.
¿Es envidia lo que siento por ella? Nunca me había pasado.
Odio. Resentimiento.
Eso es lo que siento respecto a él. Su voz me martillea los pensamientos insistentemente.
Calcúlalo de nuevo.
Calcúlalo de nuevo.
Su voz es molesta. Su presencia provoca que me suden las manos, que no pueda pensar, que dude de mí misma todavía más. Su mirada te juzga por dentro.
Apenas llevamos 1 mes de curso. Quiero irme de aquí.
Pspss, olaa
(Este capítulo es más corto que el otro jsjs)
Se sintió liberador escribir una palabra mala por una vez, ya que llevo unos días muy ‘ploff’ jajsj
Me estaba preguntando si a vosotrxs os gustaría que hubiese una etiqueta para esta historia, por curiosidad.
Y puess, gracias por leer otro capítulo más :'D