Gente, primero que nada, gracias por haber llegado hasta aquí, no saben lo agradecido que estoy con ustedes, sin más que decir, aquí inicia el segundo Arco
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Capítulo 1: Ecos del Pasado
Había pasado un año desde la última vez que Eira había visto a Zephyr, y el tiempo no había sido amable con ella. A sus 17 años, la batalla contra 3ì4â seguía siendo una sombra que se cernía sobre su corazón. Cada rincón de la academia le recordaba los eventos que casi acabaron con ella y con aquellos a quienes amaba. La escuela, que antes era un lugar lleno de vida, ahora estaba casi vacía. Muchos estudiantes se habían transferido a otras academias, temerosos de que el mal volviera a alzarse en ese lugar.
Eira caminaba por los pasillos desolados, sus pasos resonando en el silencio. Cada vez que pasaba frente a un aula vacía, una punzada de nostalgia la golpeaba. Recordaba las risas, las charlas, y sobre todo, las miradas cómplices que compartía con Zephyr. Pero esos días felices se sentían como un sueño lejano, algo que había perdido para siempre.
Después de la batalla contra 3ì4â, los padres de Zephyr lo habían sacado de la academia, temerosos por su seguridad. Eira no había tenido la oportunidad de despedirse como quería. Meses después, había recibido una llamada de Zephyr. Su voz, siempre tan cálida y reconfortante, sonaba apagada, distante. Le explicó que no podía seguir atándola a una relación a distancia, que no era justo para ninguno de los dos. Eira sabía que no era una decisión suya, sino de sus padres, pero eso no hizo que doliera menos.
Desde entonces, Eira había tratado de mantener su vida en la academia. Aurora, Nix y Nyx habían permanecido a su lado, fieles y leales como siempre. Ellos eran su único consuelo en esos días solitarios. Pasaban horas juntos, tratando de llenar el vacío que habían dejado los demás estudiantes. Sin embargo, aunque intentaban mantener la normalidad, todos sentían el cambio. La academia ya no era el hogar seguro que solía ser.
Una tarde, mientras Eira practicaba en la sala de entrenamiento, Aurora entró en la habitación con una expresión seria. Su cabello Rojizo brillaba con la luz del sol que se filtraba por las ventanas, pero sus ojos reflejaban preocupación.
—Eira, ¿puedo hablar contigo un momento? —preguntó Aurora, acercándose con cautela.
Eira dejó de practicar, notando la tensión en la voz de su amiga. —Claro, Aurora. ¿Qué pasa?
Aurora suspiró, como si estuviera buscando las palabras correctas. —Sé que ha sido un año difícil para todos nosotros, pero… hay algo que necesitas saber. Zephyr se ha estado comunicando conmigo.
El corazón de Eira dio un vuelco al escuchar el nombre de Zephyr. Había tratado de no pensar en él, de no revivir el dolor que sentía cada vez que lo hacía, pero era imposible. El recuerdo de su última conversación aún estaba fresco en su memoria.
—¿Zephyr? —murmuró Eira, tratando de mantener la compostura—. ¿Qué te ha dicho?
Aurora se mordió el labio, como si dudara en continuar. —Ha estado preguntando por ti. Está preocupado, Eira. No ha sido fácil para él tampoco. Sus padres lo presionaron para que terminara contigo, pero creo que él sigue… pensando en ti.
Eira sintió una mezcla de emociones: sorpresa, confusión, y una pequeña chispa de esperanza que intentó reprimir. Zephyr había sido todo para ella, su ancla en los momentos más oscuros, y saber que todavía pensaba en ella era a la vez reconfortante y doloroso.
—Aurora… —empezó Eira, pero no sabía qué más decir. No sabía cómo procesar esa información, cómo manejar el torbellino de sentimientos que despertaba en su interior.
Aurora la miró con empatía, acercándose para tomar su mano. —No tienes que hacer nada, Eira. Solo quería que lo supieras. Pero también creo que necesitas hablar con él, para aclarar las cosas, para encontrar un cierre o… tal vez, una nueva oportunidad.
Eira apretó suavemente la mano de Aurora, agradecida por su apoyo. Pero en su corazón, sabía que no sería tan sencillo. Zephyr era parte de un pasado que estaba tratando de superar, un pasado que la había marcado de formas que aún no comprendía del todo. Pero al mismo tiempo, no podía ignorar la posibilidad de un futuro, un futuro en el que Zephyr volviera a ser parte de su vida.
—Gracias, Aurora —dijo finalmente, con una voz que apenas podía controlar—. Necesito tiempo para pensar en todo esto.
Aurora asintió, dándole un apretón antes de soltarse. —Tómate el tiempo que necesites, Eira. Estaremos aquí para ti, pase lo que pase.
Después de que Aurora se fue, Eira se quedó sola en la sala de entrenamiento, el silencio a su alrededor solo interrumpido por el suave zumbido de la energía mágica que aún flotaba en el aire. Sabía que tenía que tomar una decisión, pero no estaba segura de estar lista para enfrentar lo que eso significaba.
El capítulo concluye con Eira mirando por la ventana de la sala, hacia los jardines de la academia que alguna vez fueron un refugio de alegría y aprendizaje. Ahora, eran un recordatorio de lo que había perdido y de las decisiones difíciles que la esperaban. Pero en algún lugar, más allá de esos muros, Zephyr también enfrentaba sus propios demonios. Y tal vez, solo tal vez, sus caminos estaban destinados a cruzarse de nuevo.
