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Capítulo 13: Un Nuevo Desafío
Había pasado una semana desde la mágica cita entre Eira y Zephyr. Aunque seguían hablando y compartiendo momentos especiales, Eira sabía que necesitaba concentrarse en su entrenamiento. Había algo dentro de ella que debía controlar, algo que había sentido desde su enfrentamiento con Arie.
Ese día, Eira decidió que era hora de volver a entrenar su poder. Se dirigió al claro en el bosque, donde había suficiente espacio para practicar sin ser molestada. El aire estaba fresco y el sol brillaba entre los árboles, creando un ambiente tranquilo.
Comenzó con ejercicios básicos de concentración, tratando de canalizar su energía mágica de manera controlada. A medida que avanzaba, intentó técnicas más avanzadas, pero una sensación extraña comenzó a invadirla. Su visión se volvió borrosa y un mareo la envolvió. Antes de darse cuenta, todo se volvió negro.
Cuando recobró la conciencia, se dio cuenta de que algo había cambiado. No era ella quien estaba al mando de su cuerpo. Era 3ì4â, una versión de ella misma que había conocido en sus sueños, pero infinitamente más molesta y traviesa. Eira se sintió impotente, atrapada en su propia mente mientras 3ì4â tomaba el control.
3ì4â empezó a hacer gestos exagerados y ruidos molestos, disfrutando de su momentánea libertad. Saltaba alrededor, imitando a Eira de manera burlona, haciendo comentarios sarcásticos sobre su manera de entrenar. Eira, en su mente, gritaba para recuperar el control, sintiéndose cada vez más desesperada.
Por suerte, después de unos minutos, Eira logró reunir suficiente fuerza para retomar el control de su cuerpo. Respirando con dificultad, se dejó caer al suelo. El miedo la envolvía. No podía permitirse perder el control de esa manera. ¿Qué pasaría si 3ì4â decidía hacer algo más peligroso la próxima vez? Sabía que no podía enfrentarse a esto sola. Necesitaba hablar con alguien, alguien en quien confiara completamente.
Ese alguien era Zephyr.
Con decisión, se levantó y se dirigió de regreso a la academia. Cada paso parecía más pesado que el anterior, pero sabía que tenía que hacerlo. Llegó a la puerta de la habitación de Zephyr y levantó la mano para tocar. Su corazón latía con fuerza, y las palabras que quería decir se agolpaban en su mente.
Finalmente, con una respiración profunda, golpeó la puerta suavemente. Esperó, sintiendo que el tiempo se detenía mientras aguardaba la respuesta de Zephyr.