El equilibrio de los mundos capitulo 8

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Capítulo 8: Las Sombras de Eira

Eira se encontraba en su cama, decidida a enfrentar a Arie una vez más. Cerró los ojos, respirando profundamente, y dejó que el sueño la envolviera, con la firme resolución de despertar su verdadero poder.

Cuando abrió los ojos, estaba de nuevo en el mismo lugar blanco. Esta vez, sin embargo, algo era diferente. No solo Arie estaba allí, sino también otras cinco figuras que se parecían a Eira, pero con ligeras diferencias en sus apariencias y actitudes.

Eira miró a su alrededor, sorprendida y un poco desconcertada. Arie estaba de pie en el centro, con su cabello negro y ojos rojos brillando con desafío. A su alrededor, las otras cinco versiones de Eira se mantenían en silencio, observándola.

—¿Qué es esto? —preguntó Eira, tratando de ocultar su confusión.

Arie sonrió con desdén.

—Estas son tus otras versiones —dijo—. Cada una de ellas es una persona diferente que habita en tu cuerpo. 5ì4â, 4ì4â, 3ì4â, 2ì4â y 1ì4â. Cada una más fuerte que la anterior.

Eira dio un paso adelante, observando a cada una de las figuras. La primera, 5ì4â, parecía la más débil de todas. Su cabello era de un tono pálido, y sus ojos eran de un gris apagado. Sin embargo, había una calma en su mirada que intrigaba a Eira.

—Hola —dijo Eira con cautela—. ¿Quién eres?

—Soy 5ì4â —respondió la figura con una voz suave y tranquila—. Vivo en este cuerpo contigo. Soy la más débil de nosotras, pero también la más calmada. No soy muy fuerte, pero trato de mantener la paz.

Eira asintió, sintiendo una extraña conexión con ella. Luego se volvió hacia la siguiente figura, 4ì4â, que tenía una expresión más dura y decidida.

—¿Y tú? —preguntó Eira.

—Soy 4ì4â —dijo con firmeza—. Tengo más fuerza que 5ì4â, pero también soy más ruda. Me esfuerzo por protegernos a todas, incluso si eso significa ser más dura.

Eira se sintió reconfortada por la presencia de 4ì4â. Luego, miró a 3ì4â, que tenía una expresión de desprecio y una actitud desafiante. Su cabello era de un rojo brillante, y sus ojos destellaban con una mezcla de ira y arrogancia.

—¿Y tú? —preguntó Eira, con cierta cautela.

—Soy 3ì4â —respondió con un tono brusco y despectivo—. Y déjame decirte algo, eres patética si crees que puedes ganar contra Arie sin nuestra ayuda. Yo soy la que no tolera estupideces y siempre me hago respetar. Así que mejor te pones seria si no quieres que te pase por encima.

Eira no pudo evitar sentirse incómoda ante la actitud maleducada de 3ì4â, pero comprendió que su dureza también era parte de la fortaleza que necesitaba. A continuación, se volvió hacia 2ì4â, una figura que irradiaba serenidad y equilibrio.

—¿Y tú eres? —preguntó Eira, sintiendo una gran curiosidad.

—Soy 2ì4â —respondió con una voz tranquila y segura—. Intento mantener el equilibrio entre todas nosotras. Soy más racional y siempre busco la armonía.

Finalmente, Eira se volvió hacia la última figura, 1ì4â, que permanecía en silencio, observándola con ojos tímidos pero intensos.

—¿Y tú? —preguntó Eira con suavidad.

1ì4â se sonrojó ligeramente antes de responder.

—Soy 1ì4â —dijo en un susurro—. Soy la más fuerte de todas, pero también la más tímida. Me escondo porque no me gusta ser el centro de atención.

Eira asintió, sintiendo una mezcla de emociones al conocer a estas versiones de sí misma. Aunque eran diferentes personas, todas vivían en su cuerpo, compartiendo su existencia.

Arie observó la interacción con una expresión de desprecio.

—¿Crees que conocerlas te hará más fuerte? —se burló—. Todavía no has demostrado nada.

Eira se volvió hacia Arie con una mirada decidida.

—Tal vez no lo haya hecho —dijo—. Pero estoy aquí para enfrentarte y demostrar que puedo despertar mi verdadero poder.

Arie sonrió, una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

—Entonces, ven y demuéstralo.

Con esas palabras, la batalla comenzó de nuevo. Eira, ahora consciente de las diferentes personas que compartían su cuerpo, se preparó para enfrentarse a Arie con una nueva determinación. La pelea fue feroz, cada golpe y esquiva llevándola al límite de sus habilidades.

A pesar de su valentía, Eira encontró difícil igualar la fuerza de Arie. Cada ataque la dejaba más débil, y las burlas de Arie resonaban en sus oídos, socavando su confianza.

—¿Eso es todo lo que tienes? —se burló Arie, lanzando un poderoso hechizo que derribó a Eira al suelo—. Nunca podrás despertarte si sigues siendo tan débil.

Eira jadeaba, sintiendo el peso de la derrota inminente. Pero a pesar del dolor y la desesperación, una chispa de determinación se mantuvo viva en su interior. Se levantó una vez más, sus ojos fijos en Arie.

—No importa cuántas veces caiga —dijo Eira con voz firme—. Siempre me levantaré.

Arie soltó una risa fría, pero Eira no se dejó intimidar. Sabía que para despertar su verdadero poder, tenía que aceptar y trabajar con las otras versiones de ella misma.

Con un último grito de desafío, Eira se lanzó hacia Arie, decidida a ganar esta batalla, no solo por ella, sino por todas las personas que vivían en su cuerpo y que dependían de su fuerza y determinación.

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