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Capítulo 9: La Batalla Final contra Arie, primera parte
Con un último grito de desafío, Eira se lanzó hacia Arie, decidida a ganar esta batalla, no solo por ella, sino por todas las personas que vivían en su cuerpo y que dependían de su fuerza y determinación.
Sin embargo, Arie esquivó el ataque con una facilidad casi insultante, moviéndose como una sombra. Eira, desequilibrada por el golpe fallido, tropezó y cayó al suelo, jadeando por el esfuerzo. Cada músculo de su cuerpo dolía, y sus pulmones ardían con cada respiración.
Arie se acercó lentamente, su expresión de burla apenas disimulada.
—¿Eso es todo lo que tienes, Eira? —se burló, sus ojos rojos brillando con una luz maliciosa—. Siempre supe que eras débil.
Eira se levantó con dificultad, tambaleándose sobre sus pies. El sudor corría por su frente, y sentía que cada movimiento era un esfuerzo titánico. Pero no podía rendirse. No cuando había llegado tan lejos.
—No… —murmuró, su voz apenas audible—. No me rendiré.
Arie rió, una risa fría y carente de compasión.
—Tu determinación es admirable, pero inútil —dijo, preparando otro hechizo.
Eira no podía usar magia. Nunca había podido. Pero había aprendido a compensar con su astucia y su fuerza de voluntad. Con un esfuerzo supremo, se lanzó de nuevo hacia Arie, usando todo su peso y su velocidad en un último intento desesperado de derribarla.
—¿Lista para otra paliza? —preguntó Arie, su tono lleno de desdén, mientras esquivaba el ataque.
Eira respiró hondo, recordando las palabras de sus otras versiones. Sabía que no podía rendirse. Se puso de pie, sintiendo la determinación arder en su interior.
—Sí —dijo Eira con firmeza—. Estoy lista.
Arie soltó una carcajada y se lanzó hacia Eira, la batalla comenzó con una intensidad aún mayor que la anterior. Eira luchó con todo lo que tenía, sus movimientos guiados por la desesperación y la esperanza. Pero a medida que la pelea continuaba, se dio cuenta de que Arie seguía siendo más fuerte.
Cada golpe de Arie la dejaba más débil, y cada intento de contraataque parecía insuficiente. Sin embargo, Eira no permitió que el miedo la dominara. Recordó a 5ì4â, 4ì4â, 3ì4â, 2ì4â y 1ì4â, y la fuerza que representaban.
Arie lanzó un poderoso hechizo, golpeando a Eira en el estómago y haciéndola caer al suelo. Jadeando y sangrando, Eira levantó la vista, viendo la burla en los ojos de Arie.
—Eres patética —dijo Arie, su voz fría—. Nunca serás capaz de despertarte.
Eira apretó los puños, sintiendo la rabia y la frustración hervir dentro de ella. Con un esfuerzo supremo, se levantó una vez más, tambaleándose pero decidida a seguir adelante.
—No me rendiré —murmuró, aunque su voz era apenas un susurro—. No me rendiré nunca.
Con un último grito de desafío, Eira canalizó toda su energía restante en un golpe final. Con sus puños envueltos en la poca magia que podía reunir, se lanzó hacia Arie con toda su fuerza. Pero, en el último momento, Arie se movió con una rapidez sobrehumana, y el golpe de Eira falló, dejándola completamente expuesta.
Arie aprovechó la oportunidad, lanzando a Eira contra el suelo con un hechizo devastador. Eira cayó, su cuerpo golpeado y magullado, sintiendo que la conciencia la abandonaba. A pesar de todo, su espíritu no estaba roto.
—Esto es el fin para ti —dijo Arie, acercándose lentamente—. Nunca despertarás tu verdadero poder.
Eira jadeaba, su visión nublada y su cuerpo incapaz de moverse. Pero dentro de ella, algo comenzaba a cambiar. Una chispa de energía, pequeña pero intensa, empezó a crecer. Sus ojos, llenos de determinación, comenzaron a brillar con una luz blanca cegadora.
—No… es… el… fin —susurró Eira, sus palabras llenas de una fuerza nueva y desconocida.
La luz blanca en sus ojos se hizo más brillante, envolviéndola en un resplandor que hizo retroceder a Arie. Eira sentía una energía nueva fluir a través de ella, una fuerza que nunca había experimentado antes.
Arie se detuvo, su expresión cambiando de burla a sorpresa, y luego a preocupación.
—¿Qué es esto? —exclamó Arie, retrocediendo mientras la luz envolvía a Eira.
Eira, rodeada por la luz blanca, sintió que sus fuerzas regresaban. El dolor en su cuerpo disminuyó, reemplazado por una sensación de poder puro. Se levantó del suelo, sus ojos brillando con una intensidad casi celestial.
—Esto… es… mi verdadero poder —dijo Eira, su voz resonando con una nueva autoridad.
El capítulo terminó con Eira de pie, su cuerpo envuelto en luz blanca, y Arie retrocediendo, sorprendida por la inesperada fuerza de su oponente. La batalla aún no había terminado, pero por primera vez, Eira sentía que tenía una oportunidad real de ganar.
Gracias a todos por leer
Ahora que le pasará a Eira?
Ya pueden hacer sus teorías