Capítulo 6: Revelaciones y Conexiones
El sol apenas comenzaba a colarse por las cortinas cuando Tyler abrió los ojos lentamente. Se encontraba rodeado por los suaves y cálidos cuerpos de Lilith, Amelia y Camila, todos durmiendo abrazados en la cama. El día anterior había sido un caos, pero la cercanía de esa noche le había dado una sensación de paz.
Tyler se deslizó con cuidado para no despertarlas, y mientras se desperezaba, decidió que esa mañana todo sería más simple. Después de vestirse rápidamente, fue a la cocina y preparó un desayuno sencillo: huevos revueltos con palta y tostadas, su favorito. Lilith se despertó primero, frotándose los ojos, y al ver lo que Tyler preparaba, hizo una mueca divertida al ver los ingredientes.
—Es tu desayuno favorito, ¿verdad? —comentó ella, riendo suavemente.
—Sí, pero sé que prefieres los waffles —respondió Tyler con una sonrisa—. La próxima vez, te prepararé los mejores que hayas probado.
La breve conversación fue interrumpida por Amelia y Camila, quienes también se levantaron y se unieron rápidamente. El ambiente estaba tranquilo, sin los malentendidos habituales, pero Tyler sabía que el día de compras que había planeado traería nuevas tensiones entre ellas.
Después del desayuno, todos se alistaron para salir. Tyler sugirió que, ya que habían estado ocupados con misiones, deberían aprovechar el día para finalmente comprar una cama adecuada para Lilith.
—¡Es cierto! Llevas días durmiendo en un colchón viejo —comentó Camila, con una mirada amable hacia Lilith.
Amelia, sin perder oportunidad, se cruzó de brazos.
—¡Hmpf! Era hora de que alguien se diera cuenta —dijo con una mezcla de orgullo y desdén, aunque no pudo evitar mirar a Tyler, esperando secretamente su aprobación.
Camino a la tienda de muebles, la atmósfera comenzó a cambiar. Tyler había decidido dividir su atención entre las chicas, queriendo conocerlas más a fondo. El destino parecía poner a cada una de ellas a su lado en diferentes momentos del día.
Primero, mientras caminaban por las calles llenas de gente, Lilith y Tyler quedaron un poco rezagados del grupo. Lilith miraba distraídamente las vitrinas, mientras Tyler intentaba sacar tema de conversación.
—¿Cómo te sientes ahora? —le preguntó suavemente, refiriéndose a la tormentosa situación de días anteriores.
Lilith lo miró por un momento, sus labios se torcieron como si dudara en responder.
—Es… extraño —murmuró, con una leve sonrisa—. Aún estoy procesando todo lo que ha pasado, pero me alegra tenerte cerca.
Sus palabras eran simples, pero para Tyler, significaban mucho. Podía sentir que algo había cambiado entre ellos, aunque Lilith no lo dijera en voz alta. Había pequeños gestos que lo delataban: su mirada que se desviaba al encontrarse con la suya, el leve rubor en sus mejillas. Estaba claro que ella sentía algo, aunque no quisiera admitirlo. Justo cuando estaba por responderle, Amelia los interrumpió.
—¡Oye! ¡Dejen de caminar tan lento! —gritó desde adelante, con los brazos cruzados—. No vinimos aquí para un paseo romántico.
Amelia se acercó rápidamente, jalando a Tyler de su lado. Su brusquedad lo sorprendió, pero no podía negar que había un cierto calor en su mirada.
—No te distraigas —dijo, aunque sus palabras fueron mucho más suaves de lo habitual—. Tenemos que enfocarnos en encontrar lo que necesitamos.
Tyler asintió, aunque no pudo evitar sonreír ante la actitud de Amelia. Ella lo conducía hacia una tienda específica, asegurándose de que él prestara atención solo a ella. Durante los siguientes minutos, Amelia se aseguró de que Tyler viera cada cama, dándole su opinión sobre cuál sería la mejor para Lilith, aunque su verdadero objetivo parecía ser que él aprobara sus elecciones.
—¿Y esta? —preguntó Amelia, mostrando una cama de diseño elegante—. ¿No crees que sería perfecta?
—Es bonita, pero creo que Lilith debería elegir lo que le guste —respondió Tyler, sin darse cuenta del pequeño gesto que había herido el orgullo de Amelia.
A regañadientes, Amelia aceptó, pero no pudo evitar murmurar algo entre dientes mientras se alejaba.
Más tarde, ya dentro de la tienda, Camila se acercó tímidamente a Tyler. Al principio, no sabía cómo iniciar una conversación, pero se armó de valor cuando vio que Amelia se había distraído mirando otros muebles.
—Um, Tyler… —empezó, con la vista baja—. Hay algo que he estado queriendo decirte desde hace un tiempo.
Tyler la miró, curioso.
—Dime, Camila.
Camila se sonrojó un poco, apartando un mechón de su cabello antes de hablar.
—Gracias por ser siempre tan amable… con todas nosotras —dijo en voz baja—. A veces siento que no lo merezco, pero tú siempre nos cuidas.
Tyler se rascó la cabeza, incómodo con el elogio.
—No es nada, Camila. Solo quiero que todos estemos bien.
La sinceridad de Tyler hizo que Camila se sintiera aún más nerviosa. Sus sentimientos estaban comenzando a aflorar, aunque no sabía cómo expresarlos. Antes de que pudiera decir algo más, Tyler la tomó de la mano y le sonrió con calidez.
—Vamos a encontrar la cama perfecta para Lilith. ¿Me ayudas?
Ese simple gesto hizo que el corazón de Camila latiera con fuerza. Aunque no lo demostrara, sabía que ese momento con Tyler había sido especial para ella.
Finalmente, después de recorrer la tienda durante un buen rato, encontraron una cama que Lilith realmente amaba. Era simple, cómoda y perfecta para ella. Mientras los empleados preparaban el envío, los cuatro decidieron pasar el resto del día en un parque cercano, disfrutando del buen clima.
La tarde transcurrió entre risas, charlas y miradas furtivas. Lilith, aunque aún en conflicto consigo misma, comenzaba a sentirse más a gusto con la atención de Tyler. Sabía que algo dentro de ella había cambiado, pero todavía no estaba lista para enfrentarlo por completo.
Amelia y Camila, por su parte, continuaron con su sutil competencia por la atención de Tyler. Cada una, a su manera, intentaba ser la más cercana a él, aunque Tyler parecía simplemente disfrutar de la compañía de las tres, sin notar del todo las tensiones entre ellas.
Al caer la tarde, regresaron al departamento, cansados pero satisfechos con el día. Mientras los demás se dispersaban para hacer sus cosas, Lilith y Tyler se encontraron sentados en la sala, la luz tenue del atardecer entrando por las ventanas, creando un ambiente cálido y silencioso. Tyler se inclinó hacia atrás, apoyándose en el sofá, mientras Lilith permanecía sentada junto a él, un tanto inquieta.
Había algo diferente en el aire entre ellos, una tensión suave pero palpable. Tyler giró su cabeza hacia Lilith, observando cómo ella se mordía suavemente el labio, como si quisiera decir algo pero no pudiera encontrar las palabras.
—Hoy fue un buen día, ¿verdad? —dijo Tyler en voz baja, tratando de romper el silencio. Sus ojos se encontraron con los de Lilith, pero ella rápidamente desvió la mirada, como si no pudiera sostenerla por mucho tiempo.
Lilith asintió ligeramente, su corazón latiendo con fuerza. A pesar de las risas y los momentos que habían compartido ese día, había algo más profundo que empezaba a formarse dentro de ella, algo que no podía ignorar. Y, aunque no estaba lista para decirlo en voz alta, sabía que había cambiado.
Tyler, por su parte, podía sentir que algo rondaba en la mente de Lilith. Se acercó un poco más, inclinándose hacia ella, intentando captar su atención.
—Lilith… —su voz fue suave, como si temiera romper el frágil hilo que los conectaba en ese momento—. ¿Estás bien?
Lilith respiró hondo, sintiendo el peso de la pregunta. ¿Estaba bien? Había pasado por tantas emociones en los últimos días que ni siquiera estaba segura de cómo sentirse en ese momento. Pero al tener a Tyler tan cerca, su corazón parecía encontrar un ritmo más calmado.
—Estoy… bien —murmuró finalmente, su voz baja pero sincera. Sin embargo, había una vulnerabilidad en sus palabras que Tyler no pudo pasar por alto.
Él no respondió de inmediato. En cambio, extendió una mano, tocando suavemente la de Lilith. El simple contacto envió una corriente cálida entre ambos, y aunque Lilith no se movió, sus dedos temblaron ligeramente ante el toque de Tyler. Era una cercanía que iba más allá de lo físico; era una conexión que ambos empezaban a entender, aunque ninguno quisiera romper el silencio para admitirlo.
—No tienes que decir nada si no quieres —añadió Tyler en un susurro—. Solo quiero que sepas que estoy aquí.
Lilith cerró los ojos por un breve segundo, tratando de calmar su corazón desbocado. Las palabras de Tyler la llenaron de una extraña sensación de seguridad. Había pasado tanto tiempo aislada emocionalmente, que tener a alguien tan cerca, de esta manera, se sentía casi irreal.
Finalmente, Lilith se giró hacia él, sus ojos buscando los de Tyler, aunque solo por un instante. No podía mantener su mirada por mucho tiempo, pero ese breve cruce fue suficiente para que Tyler viera la verdad: había algo más entre ellos, algo que ambos sentían pero que no necesitaba ser dicho en ese momento.
En un gesto casi instintivo, Tyler la atrajo hacia sí, envolviéndola en un abrazo silencioso. Lilith, por un segundo, se tensó, sorprendida, pero rápidamente se relajó en sus brazos, sintiendo la calidez y el consuelo que ese simple gesto le ofrecía.
Ambos permanecieron así por varios minutos, sin decir una palabra, simplemente disfrutando de la presencia del otro. Para Lilith, cada segundo que pasaba en los brazos de Tyler era una confirmación de lo que había estado sintiendo, aunque no estaba lista para admitirlo por completo.
El silencio de la sala fue interrumpido solo por el leve sonido de la respiración de ambos, sincronizándose poco a poco. Lilith cerró los ojos, apoyando suavemente su cabeza en el pecho de Tyler, escuchando los latidos de su corazón. Esa cercanía era todo lo que necesitaba en ese momento, y aunque no podía poner en palabras lo que sentía, sabía que algo dentro de ella había cambiado para siempre.
Cuando el cansancio finalmente los venció, Tyler la guió de vuelta a la cama. No hubo necesidad de palabras; la conexión entre ellos lo decía todo. Se acostaron juntos, como lo habían hecho la noche anterior, pero esta vez, algo era diferente. Lilith se acercó a Tyler por voluntad propia, acurrucándose contra él, y él la envolvió con sus brazos, protegiéndola de cualquier duda que pudiera tener.
Mientras el sueño los envolvía, Lilith no pudo evitar reflexionar sobre lo que había sucedido. No era solo la cercanía física lo que le afectaba, era el hecho de que, por primera vez en mucho tiempo, había encontrado a alguien en quien confiaba, alguien que le hacía sentir segura y querida. Y aunque no estaba lista para decirlo en voz alta, en el fondo de su corazón, sabía que Tyler significaba algo más para ella.
Y así, con sus pensamientos enredados en sus sentimientos por él, Lilith se dejó llevar por el sueño, abrazada a Tyler, sintiendo que, por primera vez, todo estaba bien.