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Capítulo 6: Una comida en casa de los Longfang
Después de una calurosa mañana trabajando en el jardín, Sabrine se limpió el sudor de su frente mientras veía a Tailey, Claw y Grandma jugando. Cuando Roarbert también terminó su trabajo, Tailey le explicó cómo ella y Sabrine capturaron a Bad Boy y lo adiestraron para que no se comiera las flores. Roarbert parecía bastante contento con eso.
El padre fue adentro de la casa, lo cual intrigó bastante a Sabrine. Ella lo siguió, caminando por el largo pasillo. En éste había bastantes puertas, cada una dirigiendo a una habitación distinta. También había varios cuadros. Eran de plantas y recuerdos familiares. Sabrine sonrió al ver todos los recuerdos felices, hasta que llegó a un cuadro en particular. En éste aparecía la madre de Tailey, al contrario que en el resto de cuadros. La joven se quedó mirando ese cuadro un rato, antes de seguir caminando hacia la cocina, donde Roarbert estaba preparando la comida.
– Hola, Roarbert - dijo Sabrine. El padre se asustó un poco por lo repentina que fue su aparición. Aún así, sonrió.
– Hola, Sabrine.
– Me preguntaba si había alguna otra cosa en la que pudiera ayudar.
– Oh, ¡pues claro! Me puedes ayudar poniendo la mesa - dijo Roarbert mientras cocinaba.
Rápidamente Sabrine cogió platos, servilletas y cubiertos para poner la mesa. Puso cada elemento con dedicación y tiempo, como si fuera el trabajo más arduo de su vida. Esto le llamó la atención a Roarbert, pero no dijo nada. Cuando ambos terminaron, Sabrine se ofreció a avisar a todos que era hora de comer. En parte, quería volver a pasar por el pasillo para ver de nuevo esa fotografía.
Al pasar por el pasillo, volvió a pararse por un momento para observar a la madre de Tailey y hacerse demasiadas preguntas. Pero rápido continuó con lo que iba a hacer: avisarles a todos que era hora de comer. Se encontró con Tailey, Claw, Grandma y Bad Boy jugando. Los cuatro fueron rápido a comer. Sabrine luego se preguntó dónde estaría Tooth-Mark, para avisarlo también. Pero Roarbert ya lo había avisado. La joven pensó que era mejor que lo hubiera avisado él en vez de ella.
Todos se sentaron en la mesa. Sabrine se sentó entre Tailey y Grandma, con Bad Boy en su hombro. Roarbert sirvió la comida y también se sentó. La conversación entre todos era familiar y amena, todo el mundo participaba. Bueno, todos menos Tooth-Mark. Sabrine notó esto y le preguntó a Tailey.
– Oye, ¿por qué Tooth-Mark no está hablando?
– ¿Eh? Ah, no lo sé. Nunca habla en las comidas. Y tampoco en las actividades grupales en general – respondió Tailey, con una expresión bastante tranquila.
Sabrine miró a Tooth-Mark y, de nuevo, muchas preguntas pasaron por su cabeza. Sin embargo, su atención se dirigió de nuevo a la mesa cuando Roarbert anunció que era hora del postre, y que quién quisiera se podía levantar en vez de comer el postre. El único que decidió levantarse de la mesa fue Tooth-Mark, quién salió a dar un paseo a la calle. No sin antes fulminar con la mirada a Sabrine, la cual le devolvió la mirada con tristeza y decepción.
A pesar de lo rico que estaba el postre y lo felices que se veían todos, Sabrine seguía pensando en por qué Tooth-Mark se comportaba de esa manera. Tenía tantas preguntas sobre esta familia que no creía poder preguntarlas antes de ir al más allá.
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Revivió la serie!!!