¿Y si no puedo? No, mejor plantéate, ¿qué pasa si lo consigo? No sé cómo empezar con esto, pero hace varios días estoy pensando en mi futuro. Tengo varias aficiones, pero no sé cuál seguir. Debo admitir que ese sueño de estar involucrado en el fútbol sigue presente, ya sea como una persona dentro del club, dirigente, ojeador, DT… Pero me sorprende que este sueño aún no haya muerto. Hay personas cuyo sueño de ser futbolista muere al llegar a los veinte… ¿Yo me estoy rindiendo con cinco años menos? Suena poco para mí, pero son 1825 días en los cuales, si me esfuerzo al máximo sin descansar, sin frenar un segundo, podré intentar seguir vivo con este sueño.
Nunca nadie dijo que esto sería fácil. Hay carreras de fantasía en las que uno nace en el club y muere allí, pero la vida no es fácil, y algunos no tienen las mismas oportunidades que otros. Puede que no esté en Independiente desde el principio, puede que comience con un equipo pequeño o incluso en la B, puede que ni siquiera llegue a jugar en un equipo de la B… Pero, ¿qué me cuesta intentarlo? Supuestamente, yo nunca me rindo, pero ¿por qué no lo intento? ¿Tendré miedo? No. Puede que me duela no conseguirlo, pero no quiero llevar ese dolor de por vida de no haberlo intentado siquiera. Supuestamente, yo daría la vida por mi club, pero estoy negando intentar llegar. Eso no haría alguien que nunca se rinde.
He hecho cosas malas para mí mismo y para mi futuro. Rendirme es una acción a la que recurrí mucho en el pasado, pero no quiero volver a hacerlo. Ya me he decepcionado bastante de mí mismo, y así como rompo mis confianzas y reglas, quiero romper mis límites. No habrá lesión que me detenga, no habrá día horrible que me frene. Ayer estaba lloviendo fuerte, me caí varias veces corriendo hacia el gimnasio, pero fui de todos modos a pesar de los golpes que me di. ¿Por qué no sería capaz de resistir más golpes? Un sueño no se logra por arte de magia; se logra mediante sudor, esfuerzo, disciplina, dolor, fracaso, ambición y trabajo duro.
Si aún tengo confianza en mí mismo y no la rompo, podré llegar. Si aún sigo con esa esperanza, podré hacerlo, porque nunca algo le ha ganado al trabajo duro y al sueño roto de un niño. Aún tengo conmigo ese sueño que tuve en la cancha de mi barrio, ese pequeño niño que, cuando todos admiraban a jugadores con talento, quería tener el trabajo duro de muchos otros que no brillan tanto. Ese niño que no quería cosas como todos los demás; todos los demás querían jugar un Mundial como alguna vez soñó el mejor jugador que tuvo el fútbol, Diego Armando Maradona, pero él no. Él quería darle la gloria eterna a su equipo, aquella que le fue arrebatada hace más de 40 años y nunca más pudo volver a verla cara a cara. Quería darle esa tan preciada Copa Libertadores al equipo más grande de América y que alguna vez fue el más grande de todo el mundo.
Ese niño, ese pequeño niño, aún vive dentro de mí y me pide por favor todos los días que me levante, que aún tengo tiempo para cumplir su sueño, y tiene razón. Por eso hoy, 2 de diciembre de 2023, juego por lo que más amo: mi familia, Independiente y mi propia vida. La vida de ese niño que todos conocían como “Kevin Joan Arecco”. No me rendiré; intentaré hasta el último segundo seguir mi más grande y preciado sueño. ¿Será difícil? Sí, pero no imposible. Si algo me ha enseñado Cristiano Ronaldo es que los límites están para romperse. Si algo me ha enseñado Messi es que las condiciones físicas no vencen a la pasión del fútbol. Si algo me ha enseñado Neymar es que tú eliges si quieres ser príncipe o monarca. Si algo me ha enseñado Totti es que el amor no tiene precio, Kimmich que los que se conforman con la mediocridad nunca sabrán lo que es la grandeza, Abreu que hay cosas que solo los locos pueden hacer, y Maradona… que el fútbol es hermoso. Muchos jugadores de talla mundial salieron de lugares pequeños, sin oportunidades en varias cosas, pero lo lograron porque no se rindieron. ¿Por qué yo debería hacerlo? No, gracias.